La ex primera dama de Argentina, Fabiola Yáñez, ha presentado una denuncia formal en el Consulado argentino en España, donde reside actualmente. En un escrito de 20 páginas, Yáñez ha afirmado que los supuestos hechos de violencia que le imputa al ex presidente, Alberto Fernández, comenzaron en el año 2016 y se extendieron hasta hace unas semanas, cuando decidió tomar acciones legales. La denuncia, que busca agravar las acusaciones, ha sido realizada con el apoyo de su abogada, Mariana Gallego.
En su presentación, Yáñez ha solicitado ser tenida como querellante en el caso y ha solicitado que las acusaciones contra Fernández se agraven a «lesiones graves doblemente calificadas por el vínculo y perpetradas en el marco de violencia de género, con abuso de poder y autoridad, en concurso con el delito de amenazas coactivas». Esta solicitud refleja la gravedad de las alegaciones y la intención de Yáñez de que el caso sea tratado con la máxima seriedad.
La denuncia de Yáñez detalla una serie de episodios de violencia que, según ella, comenzaron en 2016. Estos presuntos hechos, que han llevado a Yáñez a presentar la denuncia, abarcan un largo período y concluyen recientemente. La ex primera dama ha explicado que, tras haber soportado estos abusos durante años, finalmente decidió iniciar el proceso penal en busca de justicia.
Por su parte, el ex presidente Fernández ha negado las acusaciones de violencia física, aunque ha admitido que podría haber habido episodios de violencia verbal. Fernández ha calificado estos incidentes como «mutuos» y ha sugerido que la denuncia de Yáñez podría estar influenciada por terceros. Además, ha apuntado al actual Gobierno de Javier Milei, sugiriendo que podría haber un interés político en el tema.
La controversia en torno a la denuncia ha generado una gran expectación tanto en Argentina como en España. La acusación de Yáñez ha abierto un nuevo capítulo en la ya turbulenta relación entre la ex primera dama y el ex presidente. Las declaraciones de Fernández, en las que asegura que alguien podría estar incentivando la denuncia, añaden una capa de complejidad al caso, que promete ser objeto de intensas discusiones y análisis en los próximos días.
Este desarrollo en la vida pública de Fernández y Yáñez subraya las tensiones políticas y personales que pueden emerger incluso después de un mandato presidencial. Mientras tanto, el caso continúa su curso judicial, y la atención se centra en cómo se resolverá esta acusación que ha puesto a ambos protagonistas en el centro del debate público.