«No habrá ningún paro, no está en nuestra agenda». Contundente, esa fue la principal definición que los sectores mayoritarios de la conducción de la CGT consensuaron este martes frente a la insistente presión de Pablo Moyano, el líder del ala más combativa de la central obrera, de avanzar con una nueva huelga general antes de fin de año contra la administración de Javier Milei.
La postura adoptada por los representantes de los grupos moderados de la cúpula cegetista (los denominados «gordos» de los grandes gremios, el sector de «independientes» que reúne a la UOCRA, UPCN y Obras Sanitarias, y el barrionuevismo) se resolvió durante la reunión de mesa chica de la entidad que tuvo lugar esta tarde, y sumó también el aval del propio Hugo Moyano, que informalmente anticipó al resto de la conducción sus diferencias con la protesta que alentaba su hijo y número dos del gremio, confiaron voceros del encuentro.
Lejos de cualquier posición confrontativa, los líderes sindicales también acordaron renovar el pedido al Gobierno para poner en marcha una mesa de diálogo tripartito institucionalizado con la participación de las principales cámaras empresarias agrupadas en el G6, tal como había quedado planteado en el encuentro que la cúpula de la CGT mantuvo con el jefe de Gabinete, Guillermo Francos, a principios de octubre, oportunidad en que se habilitó una tregua destinada a descomprimir el escenario social.
«Nuestra apuesta es al diálogo bajo los tres ejes de desarrollo, producción y trabajo. Eso lo volvimos a ratificar y esperamos la convocatoria del Gobierno», señaló a Clarín unos de los dirigentes que participó de la reunión de mesa chica en la sede del gremio de UPCN. El mismo referente insistió en descartar cualquier posibilidad de avanzar con el llamado a un nuevo paro general (el tercero) contra la gestión Milei al afirmar: «No existe en nuestra agenda, es la apuesta de un sector minoritario que se deja llevar por los cantos de sirena y la estrategia del kirchnerismo», en una alusión directa al reclamo de Pablo Moyano, que no estuvo presente en la reunión.
En la previa al encuentro de la conducción cegetista, que se reactivó después de casi un mes en silencio y sin reuniones, el número dos de Camioneros había renovado la presión por la definición de un plan de lucha contra el Gobierno. «Mañana (por hoy) nos reunimos con la Mesa Nacional del Transporte con todos los gremios de transporte que hicimos la medida del 30 de octubre, hay compañeros que quieren hacer otra medida de fuerza. Además, en la reunión de la CGT algunos van a plantear una movilización a Plaza de Mayo, o un paro general en diciembre», había anticipado Moyano hijo este lunes en declaraciones radiales.
Finalmente no se cumplieron sus amenazas. En la cumbre de este martes por la mañana los gremios del transporte no le pusieron fecha a una nueva medida de fuerza (el acuerdo de los sindicatos aeronáuticos con Aerolíneas descomprimió el ánimo combativo de los sindicatos aeronáuticos más duros) y, pese a que algunos dirigentes propusieron una huelga de 36 horas, patearon cualquier definición a la espera de conocer la postura de la CGT. Por la tarde, la mesa chica escuchó el planteo de Juan Carlos Schmid, el representante de los gremios del transporte que acudió a la reunión ante la ausencia de Pablo Moyano, pero resolvió ratificar su apuesta a retomar el diálogo con el Gobierno y rechazó la idea de un paro general en lo que resta del año.
Incluso, de cara a ese último encuentro, algunos miembros de la cúpula sindical confiaron haber sondeado la postura del propio Hugo Moyano sobre el tema: «Garantizó que Camioneros no va a ir a ningún paro», según transmitió a este diario uno de los miembros de la primera línea cegetista.
De la cita en UPCN, además del anfitrión Andrés Rodríguez y Schmid, participaron los dirigentes Héctor Daer (Sanidad), Gerardo Martínez (UOCRA), José Luis Lingeri (Obras Sanitarias), Sergio Romero (UDA), Rodolfo Daer (Alimentación), Alejandro Amor (municipales porteños), Jorge Sola (seguros) y Cristian Jerónimo (vidrio), entre otros.
Durante las deliberaciones de la mesa chica, que se extendieron por más de dos horas, los sindicalistas recibieron con alivioel fracaso de la ofensiva del PRO y la UCR, a los que se plegó La Libertad Avanza, por sacar despacho de comisión en Diputados del proyecto de Democracia Sindical, que ahora no podrá ser tratado en el recinto de la Cámara en lo que resta del año. Una jugada combinada entre Miguel Angel Pichetto, el jefe de Encuentro Federal, y el kirchnerismo, que desde un comienzo se opusieron a la reforma, fue clave para frenar la iniciativa profundamente cuestionada por los gremialistas.